La problemática del oídio en hortícolas

Cultivos hortícolas
Oidio en pimiento

El oídio en hortícolas conforma, junto con la botritis y el mildiu, el trío de enfermedades fúngicas más conocidas de la agricultura española.

En cucurbitáceas es una de las enfermedades más extendidas, ya sea al aire libre o en invernadero. Esto tiene gran importancia, al tratarse de la segunda familia de producción hortícola más importante tanto en España como en Europa.

Almería es la región con mayor superficie cultivada de solanáceas y cucurbitáceas del continente, repartidas en sus casi 40.000 hectáreas de invernaderos. La importancia socioeconómica de estos cultivos obliga, pues, a mantener bajo control a enfermedades como la que estamos analizando.

Ciclo y características del oídio en cultivos hortícolas

El oídio es una afección causada por hongos de distintas especies, como Erysiphe, Podosphaera, Oidium, Leveillula, etc. Se trata de organismos biotróficos, pues se alimentan de células vegetales vivas, y no sobreviven en ausencia de cultivos vivos.

Tal y como explican D. Bellón-Gomez, A. Pérez-García, A. de Vicente y J. A. Torés, del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora (Universidad de Málaga-CSIC), en su artículo ‘Control integrado del oídio de las cucurbitáceas’, el ciclo de vida de la enfermedad en este cultivo, causado por el hongo ascomiceto Podosphaera fusca, comienza con la germinación de los conidios sobre las plantas susceptibles y, posteriormente, el hongo crece formando las hifas que le permiten colonizar la superficie de las hojas y otras partes de las plantas.

Este hongo crece y se desarrolla en el envés de las hojas -principalmente-, peciolos y tallos. Da lugar a manchas blancas pulverulentas (de ahí que también se conozca a esta enfermedad como ‘ceniza’) que facilitan su identificación. Los órganos afectados acaban por marchitarse y secarse, lo que provoca que las producciones se resientan.

Por su parte, el hongo responsable del oídio en tomate, Leveillula taurica, se manifiesta como un “micelio blanquecino visible a simple vista de desarrollo interno o endomórfico, con hifas que se desarrollan en el interior de los tejidos atacados y cuyos conidióforos salen al exterior por los estomas”.

Oidio en una hoja
Oidio en una planta de tomate
Oidio en una planta de calabacín

En cuanto a su ciclo, “el hongo convive y se conserva en los restos de vegetación afectada de cultivos precedentes y sobre otras plantas huéspedes cultivadas o malas hierbas y se difunde mediante conidios. Las esporas son transportadas por el viento a grandes distancias. Estas esporas llegan a una nueva planta, germinan en la superficie de las hojas y el micelio vuelve a colonizar el interior reiniciando el ciclo”. Su desarrollo óptimo tiene lugar con temperaturas de 20-25ºC y 50-70% de humedad relativa.

El desarrollo óptimo del oídio en tomate tiene lugar con temperaturas de 20-25ºC y 50-70% de humedad relativa

Existe otro agente causante del oídio en tomate llamado Oidium neolycopersici L. Kiss, que preocupa de manera especial a productores de invernadero. Afecta sobre todo a los tomates de tipo redondo, pera y cherry.

Este hongo también se desarrolla en la superficie de las hojas y en los tallos. Si se dan las condiciones ambientales adecuadas se expande velozmente, produciendo una abundante esporulación e infectando las plantas de los invernaderos.

En pimiento, también con Leveillula taurica como protagonista, el oídio se ha convertido en una enfermedad muy común en los últimos años.

En este caso, sus condiciones óptimas de desarrollo varían entre los 20 y 30ºC y 70%-80% de humedad relativa. Se manifiesta fundamentalmente en el haz las hojas a partir de “decoloraciones circulares amarillentas que, debido a la necrosis posterior, adquieren un color pardusco” (boletín ‘El Huerto’, de Cajamar Caja Rural).

El desarrollo óptimo del oídio en pimiento tiene lugar con temperaturas de 20 y 30ºC y 70%-80% de humedad relativa

Los primeros síntomas en pimiento aparecen en las hojas más viejas y, a medida que avanza la enfermedad, los síntomas aparecen en las más nuevas, que se defolian, llegando a detenerse en desarrollo de planta y frutos.

Control preventivo de la enfermedad.

Aunque el uso de fungicidas es en la actualidad la estrategia más efectiva de control, existe una serie de medidas preventivas que es importante tener en cuenta para intentar reducir al máximo las posibilidades de diseminación.

Por un lado, deben elegirse variedades resistentes que se adapten a las condiciones climatológicas de la zona. Asimismo, es conveniente hacer un adecuado manejo de la temperatura y la humedad para evitar las condiciones ambientales que favorezcan el desarrollo del hongo, y también es importante abordar un adecuado plan de abonado y evitar los excesos de nitrógeno, ya que es un factor de desarrollo del hongo. Si el cultivo ya está infectado, se puede frenar la propagación eliminando las partes infectadas de la planta.

Control químico del oídio en hortícolas

En cuanto a los fungicidas de índole química cuyo uso está autorizado para el tratamiento del oídio en hortícolas, se utiliza azufre, ya sea en espolvoreo o pulverización, que se puede aplicar de manera preventiva solo o asociado a otros productos de contacto.

Si la enfermedad ya está presente en el cultivo, debe recurrirse a productos sistémicos, el grupo de antioídios más abundante, aunque también con mayor índice de aparición de resistencias. Una categorización del mismo realizada por científicos de La Mayora y del Departamento de Microbiología de la Universidad de Málaga incluye en este grupo a los productos inhibidores de la síntesis de ácidos nucleicos; los inhibidores de la mitosis y la división celular; los inhibidores de la respiración; los inhibidores de la transducción de señales; y los inhibidores de la demetilación de esteroles. Es importante consultar el listado de materias activas autorizadas antes de su utilización.

Desde Syngenta recomendamos las soluciones Cidely Top y Ortiva Top para el control del oídio en cultivos hortícolas. Ambas soluciones fungicidas tienen acción preventiva y curativa, y en el caso de Ortiva Top, además se complementa con acción erradicante de la enfermedad.

Control biológico del oídio

El control biológico del oídio en hortícolas, por su parte, ofrece cada vez mejores resultados, sobre todo en un contexto de aumento de la frecuencia de aparición de resistencias con el uso de fungicidas químicos.

Las bacterias del género Bacillus han demostrado ser efectivas en estrategias de control biológico del oídio en solanáceas y cucurbitáceas. Un ejemplo es Bacillus amyloliquefaciens, con gran desempeño en cultivos de invernadero.

El uso de Bacillus amyloliquefaciens nos permite intercalar aplicaciones de productos de síntesis, rebajando los residuos y reduciendo los problemas de resistencias. Esta bacteria es el componente esencial de la solución de Syngenta Taegro, un biofungicida preventivo de amplio espectro de origen natural que estimula los mecanismos de defensa naturales de la planta.