Protege tu olivar frente a la polilla del olivo

Cultivos leñosos
Polilla del olivo (Prays Oleae)


En un buen año climatológico como el actual y ya con parte del olivar ya en flor, la polilla del olivo (Prays Oleae) es una de las plagas más extendidas, junto con la mosca del olivo que debemos vigilar.

Este microlepidoptero está extendido por toda la cuenca mediterránea. Su oruga produce daños en diferentes órganos del olivo. Solo se alimenta de una sola planta, el olivo, produciendo daños cuantiosos en la cosecha.
 

El prays tiene tres generaciones al año y cada una de ellas afecta a un órgano específico del olivo:

  • La generación filófaga, que solo se alimenta de hojas, produciendo galerías. Los daños que provoca esta generación no son cuantiosos, solo debemos prestar especial atención en plantaciones nuevas, ya que puede alimentarse de los brotes y yemas terminales, provocando la ramificación de este, e impidiendo el crecimiento vertical del mismo.
  • La generación antófaga, la larva de esta generación se va a alimentar de los botones flórales, produciendo aborto de estos y perdidas en la floración. Los daños producidos por esta generación son difíciles de valorar pero una larva puede llegar a destruir de 20 a 30 flores.

La generación carpófaga, la larva de esta generación una vez sale del huevo se introduce directamente en el interior del hueso de la aceituna, que le va a servir de alimento. El daño lo produce al salir de la aceituna para formar la crisálida que dará lugar al adulto, produce un orificio justo en la inserción del pedúnculo con la aceituna provocando la caída de ésta.

La generación filófaga de la polilla del olivo no se suele tratar.

El método de lucha contra esta plaga pasa por el tratamiento insecticida contra la larva en cada una de las generaciones. Ahora bien, en la practica habitual de cultivo, a menos que se trate de plantaciones nuevas, la generación filófaga no se suela tratar, los daños no justifican el tratamiento de esta generación.
Así que serán las dos generaciones restantes en las que debamos poner nuestra máxima atención a la hora de controlar esta plaga. Y va a depender de la presión de plaga que tengamos en cada momento, el que empleemos una estrategia u otra.

La generación carpófaga es la más complicada de combatir, necesitando productos sistémicos para llegar a ella

Casi de forma general, se trata más la generación carpófaga por ser la que incide más directamente en la caída de la aceituna. Es la más complicada de combatir porque la larva en el momento que sale del huevo se introduce en el interior de la aceituna y para poder llegar a ella necesitamos de productos sistémicos que sean capaces de llegar hasta ella.

En el caso de la generación antófaga podemos hacer un mejor control de la larva por estar en la superficie y ser más fácil el llegara ella. En este caso los insecticidas son de gran eficacia y persistencia.
 

Ahora veamos cual es la situación que tenemos este año y en este momento en el que nos encontramos.

Estamos ya próximo a la floración, en algunas zonas esta ya se ha iniciado, con un nivel de prays muy alto debido a las condiciones climáticas que hemos tenido que han favorecido el desarrollo de esta plaga.

Y además, nos encontramos en la situación en la que los productos a base de dimetoato que usábamos contra la generación carpófaga de prays han sido prohibidos.

Por estos motivos y para no vernos sorprendidos con un ataque muy fuerte de prays en la generación carpófaga nuestra recomendación es que se trate la generación antófaga. Estos tratamientos son muy eficaces y conseguimos reducir las poblaciones de prays para que los daños ocasionados por la siguiente generación sean mínimos.

Para realizar un tratamiento eficaz frente a la polilla del olivo es importante saber el estado de la floración.

El tratamiento lo debemos realizar cuando los botones florales empiecen a cambiar de color verdoso – blanquecino a nácar, y tengamos no más de un 10% de flores abiertas.  

Desde Syngenta recomendamos el tratamiento sobre la generación antófaga con Karate Zeon 1,5% CS a la dosis de 0,065 – 0,13% consiguiendo un excelente control de la generación antófaga de prays y reduciendo así las poblaciones de la siguiente generación.