El papel de la Agricultura de Conservación en la mitigación del cambio climático

Sostenibilidad
Agricultura de conservación


El ahorro energético de los sistemas de Agricultura de Conservación respecto al laboreo convencional alcanza hasta el 50%.

La Agricultura de Conservación constituye una importante herramienta en la mitigación del cambio climático, ya que incorpora dos mecanismos de acción frente al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera: aumenta la concentración de carbono en el suelo y disminuye la emisión de GEI, principalmente CO2.
 

Mayor concentración de carbono en el suelo

El cambio en la filosofía de manejo del suelo incrementa su capacidad de almacenamiento.

El cambio en la filosofía de manejo del suelo que aporta este tipo de agricultura modifica la dinámica del carbono en el suelo, incrementando su capacidad de almacenamiento. De esta manera el papel del suelo como sumidero de carbono es más relevante, y esto ocurre fundamentalmente por dos motivos:
Por un lado, al dejar los restos vegetales cubriendo la superficie del suelo, el CO2 atmosférico fijado en las estructuras de las plantas pasa a formar parte del suelo como materia orgánica, gracias al proceso descomposición que llevan a cabo los microorganismos de suelo.

Por otro lado, al eliminar las labores sobre el suelo se mejora su estructura: los agregados son más estables y la materia orgánica está más protegida frente a los ataques de la microfauna edáfica, de manera que el CO2 resultante de los procesos de mineralización de la materia orgánica queda “atrapado” en el espacio poroso del suelo. Así, todo este proceso contribuye a reducir las emisiones de este gas procedentes del suelo.
 

Menos emisiones de GEI. Ahorro energético

El ahorro energético de los sistemas de Agricultura de Conservación respecto al Laboreo Convencional alcanza el 50%.

Por otra parte, la reducción drástica del número de labores influye sobre el volumen de emisiones de CO2 al eliminar el consumo energético necesario para llevarlas a cabo. La preparación del terreno en sistemas de laboreo convencional supone una gran parte del consumo de combustible, hasta el punto que en análisis realizados en diversas zonas de España, el ahorro energético de los sistemas de Agricultura de Conservación respecto al laboreo convencional alcanza hasta el 50%, lo que supone un ahorro de alrededor de 30 kg de CO2/Ha dependiendo del cultivo. según la región y el cultivo considerado.

Otros estudios realizados en España, en el marco del proyecto LIFE+ Agricarbon (LIFE08 ENV/E/000129) realizados en cultivos de secano (rotación trigo/girasol/leguminosa) en el Valle de Guadalquivir, durante cuatro campañas agrícolas, comparaban los consumos energéticos de parcelas en Siembra Directa con parcelas en laboreo convencional. Aun considerando todos los datos relativos a las operaciones agrícolas, las prácticas de Agricultura de Conservación mostraron un balance positivo frente al laboreo convencional. Así, en las parcelas en las que se implantó siembra directa, las emisiones de CO2 ligadas al consumo energético se redujeron de media de un 12% en trigo, un 26,3% en girasol y un 18,4% en leguminosas.
 

Unas cifras a tener en cuenta a la hora de defender el papel que juega la Agricultura de Conservación dentro de los objetivos de desarrollo sostenible.