La semilla certificada garantiza productividad, calidad y sanidad.
En España el empleo de semillas certificadas de cereal (trigo, cebada, centeno, avena y triticale) por parte del agricultor cerealista ha sido tradicionalmente muy bajo, pero en los últimos años su uso se ha incrementado alrededor del 10%, como resultado de la verificación por parte del agricultor, campaña tras campaña, de la ventaja en rentabilidad...