Si te comes un plátano hoy, te estás comiendo un clon.
James Borrell
PhD researcher, Queen Mary University of London
Este post es original de la publicación “The Conversation”. Sigue a @ConversationUS en Twitter.
Es muy probable que en la última semana hayas ingerido alimentos que no existían originalmente en la naturaleza, o que han evolucionado genéticamente para llegar a tamaños monstruosos. Es probable que también hayas comido alimentos «clonados» y hasta es posible que también plantas cuyos antepasados fueron destruidas deliberadamente con radiaciones. Y podrías haber comprado todo esto sin salir de la sección de «ecológico» de tu supermercado local.
El dogma anti-transgenico está ocultando el verdadero debate social sobre cuál es el nivel de la manipulación genética considerado como aceptable. Los alimentos modificados genéticamente son a menudo considerados como algo sobre lo que se está a favor o en contra, pero no hay término medio.
Sin embargo, es un error interpretar a la tecnología de OMGs (organismos modificados genéticamente) como un sí o un no. Las prohibiciones generales, como las de muchos países europeos, sólo promueven reprimir aún más el debate. Después de todo, muy poco de nuestra alimentación es verdaderamente «natural», incluso los cultivos más básicos son el resultado de algún tipo de manipulación humana.
Entre los alimentos orgánicos y el tabaco genéticamente modificado para brillar en la oscuridad se encuentra un amplio espectro de «modificaciones» dignas de consideración. Todas estas diferentes tecnologías a veces son agrupadas bajo las siglas «OMG.» Pero ¿dónde habría que trazar la línea?
1. La selección natural
Piense en las zanahorias, maíz o sandías – todos los alimentos que pueden comer sin mucha consideración. Sin embargo, en comparación con sus antepasados silvestres, incluso las variedades «ecológicas» son casi irreconocibles.
La domesticación en general, implica la selección de rasgos beneficiosos, tales como un alto rendimiento. Con el tiempo, muchas generaciones seleccionadas de forma natural pueden alterar sustancialmente la composición genética de una planta. La selección hecha por el hombre es capaz de generar formas que son extremadamente poco probable que ocurran en la naturaleza.
2. Duplicaciones del genoma
Hace relativamente poco tiempo descubrimos que las selecciones que nuestros antepasados hicieron sin saberlo, implicaron un cambio en el proceso genético. Mientras que los humanos tienen la mitad de un juego de cromosomas de cada padre, algunos organismos pueden tener dos o más juegos completos de duplicados de cromosomas. Esta «poliploidía» está muy extendida en las plantas y a menudo resulta en rasgos exagerados tales como el tamaño de la fruta, que se cree que es el resultado de múltiples copias de genes.
Sin darse cuenta, los seres humanos han mejorado muchos cultivos a un mayor nivel de ploidía (totalmente natural), ya que cosas como fruta grande o un crecimiento vigoroso son a menudo muy deseables. Por ejemplo, el jengibre y las manzanas son triploides, mientras que las patatas y la col son tetraploides. Algunas variedades de fresa son incluso octoploides, lo que significa que tienen ocho juegos de cromosomas en comparación con sólo dos en los seres humanos.
3. Plantas que se clonan
Clonación es una palabra que tiende a ser incómoda, en realidad nadie quiere comer «clonado». Sin embargo, la reproducción asexual es la estrategia central para muchas plantas en la naturaleza, y los agricultores la han utilizado durante siglos para perfeccionar sus cultivos.
Una vez que una planta con características deseables se encuentra, pongamos un plátano-especialmente sabroso y duradero, la clonación nos permite crecer réplicas idénticas. Esto podría realizarse de forma totalmente natural con un pequeño corte, o artificialmente con hormonas vegetales. Hace tiempo que los plátanos nacionales han perdido las semillas que permitieron a sus antepasados silvestres reproducirse, si te comes un plátano hoy, te estás comiendo un clon.
4. Las mutaciones inducidas
La selección tanto humana como natural opera sobre la variación genética dentro de una especie. Si un rasgo o característica nunca ocurre, entonces no puede ser seleccionado para perpetuarse. Con el fin de generar una mayor variación para la mejora convencional, los científicos en la década de 1920 comenzaron a exponer las semillas a productos químicos o radiación.
A diferencia de las tecnologías más modernas de OMG, esta «mejora mutacional» es en gran parte no dirigida y genera mutaciones al azar. La mayor parte es inútil, pero algunas serán deseables. Más de 1.800 variedades de cultivos y plantas ornamentales, incluyendo variedades de trigo, arroz, algodón y cacahuete se han desarrollado y lanzado en más de 50 países. La mejora mutacional fue la principal impulsora de la «revolución verde» del siglo 20.
Muchos alimentos comunes, tales como los pomelos y variedades de trigo para hacer pasta son el resultado de este enfoque y, sorprendentemente, estos pueden todavía ser vendidos como certificado «ecológico».
5. Detección de OMG
La tecnología de modificación genética no tiene por qué implicar ningún tipo de manipulación directa de las plantas o especies. Se puede en cambio utilizar para la detección de rasgos tales como la susceptibilidad a sufrir una enfermedad o para identificar qué cruce natural va a producir mayores cosechas.
La tecnología genética ha permitido a los investigadores identificar de antemano qué fresnos son susceptibles de sufrir la enfermedad fúngica de la ceniza, por ejemplo. Los futuros bosques podrían cultivarse a partir de estos árboles resistentes. Podríamos llamar a esta selección humana la «genómica-informada».
6. “Cisgénico” y transgénico
Esto es lo que la mayoría de la gente quiere decir cuando se refieren a los organismos modificados genéticamente (OMG) – genes insertados artificialmente en una planta diferente para mejorar su rendimiento, su tolerancia al calor o la sequía, para producir mejores medicamentos, o incluso para añadir una vitamina a su composición. Bajo la mejora convencional, tales cambios pueden tardar décadas. Añadiendo genes se proporciona un acceso directo.
Cisgénicos simplemente significa que el gen insertado (o movido, o duplicado) viene de la misma o de una especie muy estrechamente relacionada. Inserción de genes de especies no relacionadas (transgénicos) es sustancialmente más difícil – esta es la única técnica en nuestro espectro de la tecnología de GM que puede producir un organismo que no podría ocurrir de forma natural.
Desde la década de los 90 varios cultivos han sido diseñados con un gen de la bacteria del suelo Bacillus thuringiensis. Esta bacteria produce «maíz Bt» y otros cultivos con resistencia a ciertas plagas, y actúa como una alternativa atractiva al uso de plaguicidas.
Esta tecnología sigue siendo la más controvertida, ya que hay preocupación sobre laposibilidad de que estos genes de resistencia puedan «escaparse» y saltar a otras especies, o no sean aptos para el consumo humano. Aunque poco probable que muchos – muchos ensayos de prueba erros se han diseñado para prevenir esto – es posible que ocurra, por supuesto.
¿Cuál es tu postura?
Todos estos métodos se siguen utilizando. Incluso los cultivos transgénicos son ampliamente cultivados en todo el mundo, y lo han sido durante más de una década. Todos ellos son minuciosamente analizadas, y con razón, pero para que esta tecnología alcance su pleno potencial merece ser mejor explicada científicamente al público.
Y seamos claros, con la población mundial que se prevé llegue a nueve mil millones en 2050 y la cada vez mayor presión sobre el medio ambiente, los OMG tienen el potencial de mejorar la salud, aumentar las producciones y reducir nuestro impacto. Sin embargo, por muy incómoda que nos puedan resultar, merecen un debate razonable e informado.
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