Riego en olivar ¿cómo afecta a la producción?

Cultivos leñosos
Riego en olivar

El cultivo del olivo es uno de los cultivos más extendidos en España, típico del clima Mediterráneo, ocupando alrededor de 2,7 millones de hectáreas. Es un cultivo que requiere de unas condiciones climáticas que varían entre los -10 a los 40 ⁰C de temperatura con una humedad controlada, ya que es un cultivo especialmente adaptado al secano y demasiada humedad podría ser realmente malo.

Por debajo de los 800 mm de precipitación, el riego en olivar se hace necesaria.

Su sistema radicular suele extenderse, pudiendo alcanzar varios metros de profundidad, sus hojas están diseñadas para que los estomas no estén expuestos a la luz solar y su transpiración es mínima. Aun teniendo estas características morfológicas que le definen como uno de los cultivos mejor adaptados a un clima de secano, por debajo de los 800 mm de precipitación la irrigación se hace necesaria. 

Las principales necesidades de agua en el cultivo del olivo comienzan en la época de primavera, durante el periodo de prefloración y en los meses de septiembre y octubre. En julio y agosto se produce la maduración de los frutos y el desarrollo del hueso por lo que el aporte de agua debe reducirse si no se quiere tener una cosecha de aceitunas con el hueso muy grande y poca carne.

Aportar agua en un momento u otro del proceso de producción de la aceituna puede ser definitivo para la cosecha.

Aportar agua en un momento u otro del proceso de producción de la aceituna puede ser definitivo para la cosecha. Dependiendo de la etapa en la que se encuentre tiene mayor repercusión o menos en la producción final. 

  • Durante el crecimiento vegetativo la falta de agua puede provocar una reducción del crecimiento lo que a su vez genera una reducción de las próximas cosechas.
  • Durante el crecimiento de yemas florales y la floración provoca la disminución en el número de flores y por lo tanto se traduce en menos cosecha.
  • Durante el cuajado de los frutos es el momento más importante por lo tanto si se ve afectado por alguna sequía o error en el funcionamiento del regadío puede ser desastroso para la cosecha de ese año.
  • Durante el crecimiento de los frutos, la falta de agua produce una disminución del tamaño de la aceituna
  • Y en cuanto a las aceitunas cultivadas para la producción de aceite, la falta de agua puede comprometer la acumulación de aceite.


Su respuesta a la aplicación de riego es espectacular, aumentando su productividad en un 150% pasando de valores entre los 2000 y los 5000 kg/ha y año a los 15000 kg/ha y año. Es un cultivo que proporciona una gran rentabilidad social y económica por cada metro cúbico de agua utilizado. Por ello, en los últimos años, el número de olivares de regadío en España ha aumentado notablemente.

La aplicación de riego se debe de hacer de forma controlada ya que es una de las prácticas de manejo más importantes del cultivo. Una mala utilización, programación o desconocimiento del sistema de regadío de tu parcela puede llegar a causar daños importantes e incluso irreparables en tu explotación.

El riego es una de las prácticas de manejo más importantes del cultivo del olivo.

El riego es independiente de cada explotación. Las características edafológicas, climatológicas y dependiendo del sistema de plantación te dirán que tipo de riego le conviene más a tu explotación. Regadío, riego deficitario o riego de apoyo.

El riego más extendido y utilizado en las explotaciones españolas es el riego por goteo con el que se consigue el aporte necesario de agua sin pérdidas por evaporación o escorrentía. El riego debe programarse según la cantidad de precipitaciones, aire, radiación solar, capacidad de retención de agua del suelo y los periodos críticos que hemos hablado anteriormente.

Con un riego a razón de 1800-1900 litros por árbol y año repartidos en el periodo crítico para el cultivo del olivo, es decir, de mayo a septiembre puede ser suficiente para tener una gran cosecha, siempre teniendo en cuenta las necesidades que tenga y programándolo adecuadamente.

En España, la agricultura consume el 75% del agua por riego.

El uso de riego por goteo está cada vez más demandado dentro de la sociedad, ya que ésta reclama una gestión más eficiente de los recursos naturales. En España la agricultura consume el 75% y estamos especialmente sensibilizados con este tema.

No obstante, hay que tener en cuenta que tipo de agua tiene el pozo de tu parcela o el agua que le vas a aportar al cultivo, ya que si se le aporta un agua de baja calidad o con propiedades perjudiciales para el cultivo puede generar un gran problema, y lo que podría ser un aumento de la producción podría convertirse en un gran problema a medio y largo plazo…