¿Por qué es importante un correcto control de plagas en la agricultura sostenible?

Un investigador examina una espiga de trigo dentro de las actividades de control de plagas

¿Por qué es importante un correcto control de plagas en la agricultura sostenible?

El director de Biodiversidad de la Asociación Europea de Protección de los Cultivos (ECPA), Gavin Whitmore, explica en un artículo publicado en Open Access Government por qué es importante proteger las plantas mediante un correcto control de plagas para garantizar el desarrollo de un sistema de agricultura sostenible a nivel mundial.

Según Whitmore, los pesticidas son una de las tecnologías más malinterpretadas de la agricultura moderna. El autor resalta que en la actualidad no existen alternativas viables al control químico de plagas en los cultivos y que, a pesar del enorme volumen de información falsa que circula por distintos medios, los pesticidas, utilizados correctamente, ofrecen una protección segura y eficaz tanto en los cultivos convencionales como en los orgánicos; y aseguran la productividad de la agricultura sostenible, necesaria para superar el reto de suministrar alimentos a todo el planeta.

A continuación presentamos un extracto de las principales ideas defendidas por Whitmore en este artículo.

 

Agricultura sostenible y biodiversidad

Abeja melífera en una explotación de Águilas (Murcia). Las abejas son claves en la agricultura sostenibleLos entornos rurales albergan la primera línea de la producción agrícola. Es en ellos donde cultivamos nuestros alimentos y es en ellos también donde coexisten —con sus interacciones e interdependencias— la agricultura y la biodiversidad. Miles de organismos encuentran alimento y cobijo en las tierras de cultivo. La mitad de las especies endémicas de Europa dependen de los hábitats agrícolas, por lo que no es ninguna sorpresa que varios problemas graves de conservación estén relacionados con cambios en las prácticas agrícolas tradicionales.

Los recursos naturales y la inversión en conocimientos, innovación y tecnología han permitido intensificar la productividad agrícola, contribuyendo así a décadas de crecimiento económico y mejoras para la salud y el bienestar. Sin menospreciar estos logros, la tarea aún no ha acabado. Para el año 2050 está previsto que la demanda de producción agrícola haya aumentado un 70%, mientras que el 60% de los ecosistemas que respaldan la producción de estos recursos sufren degradación y un uso no sostenible.

 

Retos de la agricultura sostenible

Abeja Megachilidae sobre una flor de caléndulaLa necesidad de la agricultura es evidente, pero la forma de desarrollarla es objeto de un eterno debate. La ubicación y la escala de las actividades agrarias, la intensidad, los cultivos y las prácticas empleadas son los elementos de una ecuación que la ciencia y la política se esfuerzan en resolver.

Nos enfrentamos a una dura realidad, a largo plazo el uso incontrolado del agua dulce y del suelo y la degradación de la biodiversidad amenazan nuestra capacidad para suministrar la cantidad y la calidad de producción que exige la sociedad.

Durante los próximos 30 o 40 años, los agricultores tendrán que duplicar la producción y deberán conseguirlo utilizando con mayor eficacia la tierra, el agua y los insumos. Estos últimos se vienen empleando para optimizar las cosechas -por ejemplo, para minimizar los daños que provocan las plagas agrícolas-.

Cabe destacar que aunque muchos de los organismos que viven o que se mueven a través de las explotaciones agropecuarias prestan servicios básicos para el ecosistema  -por ejemplo, la regulación de la calidad del suelo y el agua y la polinización de las plantas-, algunos de ellos son plagas que suponen un riesgo para la salud humana y la productividad y, por lo tanto, se deben tratar.

 

Control de plagas agrícolas: ¿son necesarios los pesticidas?

Los cultivos alimentarios luchan con intensidad por sobrevivir en todo el mundo. Unas 30.000 especies de malas hierbas, 3.000 de nematodos y 10.000 de insectos que se alimentan de plantas provocan una pérdida de entre el 20 y el 40% de la producción anual potencial, a pesar del uso de pesticidas químicos.

En pocas palabras, de no proteger los cultivos se estarían derrochando innecesariamente los recursos naturales, lo cual es incompatible con la productividad sostenible. Sin el control químico de plagas de las plantas, las pérdidas en rendimiento del producto serían catastróficamente elevadas. A costa de los hábitats naturales, tendría que aumentarse la superficie de tierra necesaria para cultivar alimentos suficientes a fin de compensar las pérdidas y, en última instancia, se reduciría el alcance, la calidad y la seguridad del producto agrícola.

Existe una mayor conciencia de que la sociedad se enfrenta a retos relacionados con el medioambiente y la alimentación; no obstante, las herramientas y las prácticas que permiten la intensificación sostenible de la agricultura no gozan de una amplia aceptación. Con demasiada frecuencia se acusa a los pesticidas y a otras innovaciones en botánica de amenazar la productividad agrícola sostenible, a pesar de que existan pruebas de lo contrario.

Márgenes florales que proporcionan un hábitat a los insectos polinizadores en la agricultura sosteniblePara que un nuevo producto de control de plagas agrícolas llegue al mercado es necesario un promedio de diez años de investigación y desarrollo y más de 250 millones de dólares; y este mercado se suele describir como uno de los más regulados de Europa.

Los pesticidas se someten a una evaluación obligatoria de riesgos en la que se verifica que los productos, cuando se utilizan correctamente, no pueden provocar ningún efecto dañino directo o indirecto para la salud de los humanos o los animales, ni afectan negativamente a la calidad de las aguas subterráneas. También se estudia el posible impacto en los organismos no objetivo.

El proceso de evaluación de riesgos, supervisado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), constituye una contribución esencial a la hora de garantizar la protección de organismos como las abejas, las lombrices de tierra y los microbios del suelo que hacen posible la agricultura. Asimismo, la Directiva de Uso Sostenible de la UE establece las normas de la utilización sostenible de pesticidas para reducir los riesgos y las consecuencias de su uso para la salud humana y el medio ambiente.

Pero todavía quedan más medidas. La gestión integrada de plagas (IPM), obligatoria en Europa desde 2014, es un sistema que se basa en una combinación de medios culturales, biológicos y químicos de control de plagas. Las prácticas de la IPM fomentan que los pesticidas se utilicen únicamente cuando son necesarios y, en caso de hacerlo, las aplicaciones se lleven a cabo de manera segura.

 

Medidas de protección frente a las plagas de las plantas

La floración en los márgenes de las tierras es una medida de control de plagas en los cultivosMediante la aplicación de diversas prácticas de gestión agrícolas se puede obtener una mayor protección y ventajas medioambientales. Los agricultores tienen a su disposición una serie de prácticas comprobadas que pueden mejorar el hábitat y el forraje para especies beneficiosas, así como controlar el riesgo de derrames o derivas de los productos de control de plagas.

Desde la floración en los márgenes de las tierras hasta los cultivos de cobertura, pasando por la tecnología de deriva de los aerosoles, los agricultores disponen de medios para proteger tanto las cosechas como el medio ambiente. Un suministro abundante de alimentos seguros, sanos y asequibles no tiene por qué costarnos la Tierra.

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