No hay alternativa a la agricultura moderna altamente productiva e innovadora
Desde el año 2000, los precios de las materias primas agrícolas en los mercados internacionales han tendido a aumentar. Esto ha provocado preocupaciones sobre el creciente nivel de hambre en el mundo y sus consiguientes gastos (tales como la inestabilidad política y conflictos sociales) en países desarrollados y en vías de industrialización (Bellemare, 2015). La razón de esta situación es simplemente que la demanda mundial ha superado el crecimiento de la oferta, y puede seguir haciéndolo en el futuro (USDA, 2015; von Witzke, Noleppa, y Schwartz, 2009), aunque con fluctuaciones significativas como en el pasado ( Wright, 2011). Aunque los expertos reconocen en general que habrá una próxima demanda en rápido crecimiento, aumenta el escepticismo en algunos sectores de la población urbana en los países ricos. En esto existen dudas en cuanto a los beneficios de la agricultura moderna, basada en la ciencia. Esto es especialmente cierto en muchas partes de la Unión Europea (UE). La oposición política a la agricultura moderna ya ha dado lugar a una prohibición de los cultivos genéticamente modificados (GM) en la mayoría de los países de la UE y en una descertificación de un número de plaguicidas, como los tratamientos de semillas neonicotinoides (Noleppa y Hahn, 2013).
En este estudio, publicado por Emerald group, se argumenta que no hay alternativa a la agricultura moderna altamente productiva e innovadora en la Unión Europea. Por el contrario, se demuestra que la agricultura moderna ofrece muchos beneficios sociales. Se presentan evidencias de como la Unión Europea y el mundo tienen mucho que ganar a través de la agricultura moderna: alimentación humana y animal, la bioenergía, los cultivos no alimentarios, los hábitats naturales y la biodiversidad, junto con una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En primer lugar, se discuten los factores determinantes de los cambios en los mercados internacionales de productos agrícolas. En segundo lugar, se demuestra que el descenso en el rendimiento de los cultivos en la Unión Europea ha dado lugar a una expansión acelerada de la superficie de las tierras cultivadas. Esto a su vez ha causado pérdidas en los hábitats naturales y la biodiversidad, así como el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero resultantes de la expansión de la superficie agrícola. En tercer lugar, se cuantifica la tasa de retorno social de la investigación agrícola para el caso de la mejora de cultivos en Alemania. Por último, llegan a la conclusión de que los beneficios ambientales de crecimiento de los rendimientos en la agricultura moderna son muy superiores a la medida tradicional de bienestar social, que sólo representa el excedente del productor y del consumidor.
El estudio completo en: http://www.emeraldinsight.com/doi/full/10.1108/S1574-871520150000016016#
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