Malas hierbas en maíz: por qué tratar en pre-emergencia
El correcto manejo de las malas hierbas en maíz requiere conocer las principales especies que compiten con el cultivo para poder identificar aquellas que suponen un riesgo importante.
Una vez identificadas estas especies es necesario tomar otra decisión importante ¿tratamiento en pre-emergencia o en post-emergencia? El tipo de tratamiento de malas hierbas se diferencia fundamentalmente en el momento de aplicación de la solución, cada uno tiene sus características, y ambos son efectivos si se realizan de forma correcta.
Problemática de malas hierbas en maíz
La incidencia de las malas hierbas en maíz provoca a nivel mundial unas pérdidas potenciales del 29 % del cultivo en aquellos casos sin medidas de control, pero gracias a su implantación, estas pérdidas de rendimiento se pueden verse reducidas hasta solo el 12 %. Estos datos son generales, por lo que pueden variar notablemente en función de la abundancia, el patrón de emergencia y las especies de malas hierbas que compiten en cada caso con nuestro cultivo.
El daño ocasionado dependerá de la cantidad de malas hierbas, lo que nos presenta un concepto conocido como umbral económico de daños, que es el nivel a partir del cual esta abundancia empieza a ser inaceptable. Este punto representa la densidad de población de malas hierbas que supone una pérdida en el rendimiento igual o superior al coste económico total del tratamiento de control.
Principales malas hierbas que podemos encontrar en este cultivo
Las diferencias en cuanto a competitividad y daños producidos según las especies de malas hierbas hacen que sea muy conveniente diferenciar cuáles de ellas representan una mayor amenaza, y cómo combatirlas mejor. En cada infestación intervienen tres variables: condiciones ambientales, tipo de mala hierba y cultivo (maíz, en este caso).
El maíz se ve afectado por una flora muy diversa, constituida habitualmente por especies de primavera-verano, la mayoría anuales y estrechamente relacionadas con este cultivo, principalmente debido a la similitud entre sus ciclos biológicos. Muchas de ellas suelen presentar una serie de características que las hacen especialmente perjudiciales:
- Excelente adaptación a condiciones propias de climas cálidos y áridos (metabolismo C4), que posibilita un crecimiento muy rápido aun en condiciones desfavorables.
- Gran capacidad de producción de semillas, que pueden mantenerse viables durante varios años en el suelo, aumentando su persistencia. También existen otras rizomatosas perennes.
- Semillas con germinación tardía o escalonada que pueden generar plántulas en cualquier momento del ciclo de cultivo, escapando así de los métodos de control iniciales.
- Aparición de problemas de resistencia a los herbicidas en algunos individuos.
Se suelen clasificar en dos grupos diferentes, según el tipo de perjuicio que ocasionan a la planta: de hoja ancha y de hoja estrecha. Predomina la familia de las gramíneas.
Entre las malas hierbas de hoja ancha, algunos ejemplos son: el abutilon (Abutilon theophrasti), el estramonio (Datura stramonium), los cadillos (Xanthium spp.), los bledos (Amaranthus spp.), los cenizos (Chenopodium spp.), los tomatitos (Solanum spp.), y la verdolaga (Portulaca oleracea), la acedera (Oxalis latifolia), el cerrajón (Sonchus oleraceus) y la correhuela (Convolvulus arvensis).




En el caso de hoja estrecha, destacan: la cañota (Sorghum halepense), la grama (Cynodon dactylon), el garranchuelo o pata de gallina (Digitaria sanguinalis), el teosinte (Zea mays subsp. mexicana), las juncias (Cyperus spp.), la cola de caballo (Echinochloa crus-galli) y el amor del hortelano (Setaria spp.).




Diferencia entre control en pre-emergencia y post emergencia
La forma más extendida para controlar las malas hierbas de los campos de maíz son los tratamientos herbicidas que, junto con las prácticas culturales (rotaciones de cultivos, laboreo, manejo del riego…), consiguen garantizar unos buenos rendimientos finales.
Los tratamientos pre-emergencia son aquellos que se hacen entre la siembra y la germinación de las plantas. En cambio, los post-emergencia se aplican cuando el cultivo ya ha nacido, normalmente de forma temprana, cuando las malas hierbas son más sensibles a la acción de los herbicidas utilizados.
Por lo tanto, entre ambos métodos cambia el momento de aplicación, el modo de acción de los productos, el manejo y la estrategia a seguir. Por ejemplo, antes de la emergencia el herbicida se debe aplicar a toda la parcela, mientras que tras ella se podrían hacer tratamientos localizados en aquellas zonas más afectadas.
Razones por las que tratar de forma precoz
La planta de maíz es especialmente sensible a la competencia durante las etapas iniciales de su desarrollo; por eso, debemos ayudar al cultivo a superar este periodo libre de malas hierbas. Los herbicidas que ejercen su acción en pre-emergencia son los más indicados para conseguir este objetivo, ya que tienen algunas ventajas que deberíamos considerar:
- Reducen la competencia directa y controlan las malas hierbas desde el primer momento, facilitando el establecimiento del cultivo y aumentando su competitividad.
- Suelen dejar el campo libre de malas hierbas durante buena parte del ciclo del cultivo gracias a su acción residual que neutraliza la capacidad de algunas especies persistentes de generar plántulas en cualquier momento del ciclo de cultivo. Por eso, si su eficacia ha sido exitosa, no será necesario volver a tratar en toda la campaña.
- Al tratar sobre suelo desnudo, la dosis de caldo necesaria es más baja.
La competencia de las malas hierbas en las primeras fases de crecimiento del maíz genera un estrés que tiende a retrasar o modificar el desarrollo natural del cultivo, lo que hace necesario mantener el terreno desocupado fundamentalmente durante las primeras semanas, cuando su crecimiento es más lento, hasta que llegue a sombrear plenamente la superficie del suelo y tenga ventaja sobre sus competidores.
Los ensayos de Syngenta demuestran que el estrés causado por las malas hierbas puede dar lugar a un menor número de granos por mazorca y, en consecuencia, a una disminución del rendimiento. Con un tratamiento eficaz de pre-emergencia, conseguimos que las malas hierbas no aparezcan en nuestro terreno y no compitan con el maíz en ningún momento, por lo que este no llega a sufrir daños ni pérdidas de cosecha.
Deja una respuesta