“La nueva PAC influirá en la sanidad vegetal con una gran presión sobre la producción” - Gabriel Trenzado

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Cabriel Trenzado

Entrevista a Gabriel Trenzado, director de Asuntos para la Unión Europea e Internacional de Cooperativas Agro-alimentarias de España.

 

PREGUNTA - Desde Bruselas, el titular más repetido es que la nueva PAC 2023-2027 será “más justa”. ¿Comparten esta valoración en su organización?

 

RESPUESTA - ¿Es una pregunta con trampa? Podríamos estar horas hablando de lo que es y no es justo en función de los objetivos de la PAC y cómo se asignan los fondos. Probablemente todos tengan buenas razones para defender su punto de vista.

Pero desde Cooperativas Agro-alimentarias de España siempre hemos tenido claro dos cosas, uno, que esto no es un mero reparto de fondos públicos, y dos, que la PAC debe regular e impulsar a la producción agrícola y ganadera y, por lo tanto, focalizarse en aquellos aspectos que estructuran al sector y lo ayudan a ser sostenibles desde sus tres aspectos, el económico, el medioambiental y el social, y con una estrategia que mire hacia el futuro.

Por ello, siempre hemos dicho que las ayudas directas deben ir a los que apuestan económicamente por el sector, vivan en exclusiva o no de la agricultura o la ganadería, y cuya actividad sea transparente. También creemos que el sector necesita instrumentos que incentiven a estructurarlo, medidas que regulen el mercado en situaciones de alta volatilidad y reglas que reequilibren la cadena alimentaria, porque existe un problema real de valorización de la cadena para conseguir que nuestras explotaciones sean rentables y sigan desarrollando su actividad hoy y mañana, procurando el relevo generacional, que es crítico, en estos momentos, y una mayor integración de la mujer en todos los aspectos de la actividad (producción, puestos de responsabilidad empresarial y representativos y, por supuesto, profesionales).  

Si la PAC 2023-2027 es más justa dependerá de estas y algunas otras cuestiones, así como afrontar el cambio de modelo productivo sin dejar a nadie atrás. Si esta PAC lo consigue será justa, y no sólo porque avance en una mayor convergencia de las ayudas directas.

P.- La reforma incluye condicionantes dirigidos a ese cambio de modelo hacia una agricultura más ecológica y, sobre todo, más sostenible. ¿Qué impacto cree que tendrá esto en la agricultura española? ¿Está preparada?

 

R.- El impacto sobre el actual modelo productivo europeo y español será grande y, por el momento, impredecible. Solamente se han hecho anuncios sobre objetivos aspiracionales, pero nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que hay que hacer ni cómo para conseguirlo. Es más, no tenemos ni estudios de impacto que puedan darnos una idea aproximada de lo que podría pasar, que será muy profundo, por la complejidad de un cambio de modelo productivo y económico en tan poco tiempo.

Cualquier agricultura o ganadería estaría preparada para el cambio si se da tiempo suficiente para adaptarse, se invierte públicamente en ello y se diseñan políticas coherentes con la dimensión del reto que se plantea, es decir, que estas políticas no resten competitividad ni eficiencia económica cuando compitamos con importaciones de fuera de la UE. Hay que recordar continuamente que la solución de la gestión medioambiental de las zonas rurales está en la agricultura y en la ganadería, no en su abandono, y también que no habrá agricultura ni ganadería verde con números rojos.

P.- ¿Cómo valoran desde su organización la irrupción en la PAC del concepto de ‘eco-régimen?

 

R.- Es una nueva intervención cuyo objetivo es incentivar al productor a ir más allá de la reglamentación medioambiental básica. Creemos que el instrumento está más pensado para compensar gastos adicionales, y no tanto para incentivar, lo que nos hace dudar de su eficacia.

Por otro lado, creemos que este instrumento tiene un gran margen de mejora si permite una gestión colectiva del mismo, para lo cual las cooperativas y sus servicios de asesoramiento profesional pueden jugar un gran papel. Esto puede mejorar la eficiencia en la gestión de los ‘eco-regímenes’, su impacto ambiental positivo, facilitar la gestión a beneficiarios y permitir una mejor justificación ante la administración pública.

P.- ¿De qué manera influirá la nueva política agraria en el mundo de la sanidad vegetal?

 

R.- Pues, en un primer momento, en una gran presión sobre la producción, especialmente de aquellos cultivos que no cuenten con alternativas viables a nivel productivo o económico. A medio plazo hay que encontrar nuevas sustancias o formas de lucha contra las plagas con un impacto medioambiental más limitado o, incluso, neutro.

P.- ¿Son suficientes los 47.724 millones de euros que se destinarán a nuestro país hasta 2027? ¿Dónde se debería haber puesto un mayor foco?

 

R.- Es un monto muy importante de presupuesto. La cuestión no es si el dinero es suficiente o no, sino si las intervenciones diseñadas y la inversión pública servirá para conseguir los objetivos marcados. Creemos que más que el montante utilizado es la calidad de las políticas y los resultados los que nos deben de guiar, pero todos sabemos que las negociaciones a nivel de la UE y en España a menudo se desvirtúan en lo político porque prima la cantidad de presupuesto recibido por encima de la calidad y la pertinencia de las medidas.

Sin hacer grandes revoluciones, en Cooperativas Agro-alimentarias de España nos habría gustado una mayor ambición en las intervenciones sectoriales, es decir, extender el sistema de frutas y hortalizas basado en programas operativos desarrollados por organizaciones de productores a otros sectores. En el actual PEPAC solamente se prevé para el olivar tradicional. Sin embargo, no perdemos la esperanza porque sabemos que los hechos pondrán de manifiesto la necesidad de extenderlo a otros sectores, y el nuevo modelo de PAC deberá evaluar la eficacia de sus propias medidas y modificarlas en caso de no estar dando los resultados esperados.