La cebada en España y su impacto económico: la importancia de planificar la lucha contra las malas hierbas del cultivo

Cultivos extensivos
Cereal y avena loca

Pese a que es el trigo el que forma parte de la llamada ‘tríada mediterránea’ -junto con otros dos productos de gran importancia socioeconómica como la vid y el olivo-, el cereal de mayor importancia en nuestro país, en términos de producción y superficie de cultivo, es la cebada.

Procedente del sudeste asiático y de la África septentrional, la cebada fue una de las primeras plantas que se domesticaron en los orígenes de la práctica agrícola. Hoy en día, se trata de uno de los cultivos más importantes a nivel mundial. Sus aplicaciones son, fundamentalmente, dos: como alimento para el ganado, tanto en grano como en verde, para forraje, y como ingrediente para la industria alimentaria, destinado principalmente a la fabricación de cerveza y otras bebidas alcohólicas.

El peso del cultivo de cebada en España

Como confirma el ‘Balance de Cereales en España’ para la campaña 2020/2021 publicado por la Dirección General de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la cebada es el cereal al que se le dedica mayor superficie de cultivo en nuestro país, 2.749.040 hectáreas. Representa, además, la especie anual de producción extensiva con mayor superficie de suelo agrícola de cultivo a nivel nacional.

En cuanto a producción, en la misma campaña se obtuvieron 10.955.800 toneladas.

Por comunidades autónomas, la principal productora es Castilla y León, con 2.226.460 t, seguida de Castilla-La Mancha, con 1.911.420 t. Ambas representan cerca del 60% de la producción total de cebada en nuestro país. Aragón ocupa el tercer lugar.

España es, asimismo, el país de la Unión Europea que dedica a la cebada una mayor superficie de cultivo.

Las malas hierbas, enemigas

La importancia económica de este cereal -que, además de lo señalado anteriormente, es el más relevante a nivel de exportación: 401.100 t en la campaña 2020/2021- hace imprescindible mantener un intenso control de posibles enfermedades o plagas que puedan aparecer en el cultivo.

En cereales de invierno como la cebada, uno de los principales enemigos a vigilar son las malas hierbas. Suponen un grave problema de difícil solución si no se aborda a partir de una correcta planificación, puesto que compiten directamente con el cultivo por recursos como el agua y afectan directamente a la cosecha.

El coste del control de malas hierbas se sitúa entre el 10% y el 30% de los costes totales de explotación, dependiendo de la zona de producción y el nivel de infestación del cultivo. Desde el departamento técnico de Syngenta se insiste en la necesidad de plantear una estrategia de control a medio y largo plazo específica de cada parcela afectada. Asimismo, a la hora de evaluar la incidencia de malas hierbas en un cultivo de cebada para plantear la posible estrategia de control, es importante considerar su umbral de acción, es decir, el número máximo de malas hierbas tolerables en el cultivo.

Pueden ser de dos tipos: de hoja ancha o dicotiledóneas, o de hoja estrecha o monocotiledóneas. A este último grupo pertenece el vallico (Lolium rigidum), una mala hierba gramínea muy extendida, sobre todo, en la mitad norte del país.

Se estima que puede llegar a provocar pérdidas de rendimiento del 80%. Su gran capacidad de ahijado y rusticidad obliga al productor a abordar con tiempo su aparición.

¿Cómo identificar el vallico? 

Vallico y avena loca
Vallico y Avena loca

Esta mala hierba cuenta con una prefoliación plegada y una vaina aplanada. Además, tiene un limbo hasta 50 veces más ancho que largo y una hoja glabra.

La altura de la planta adulta varía entre los 10 y 70 centímetros, y su tallo es liso, por debajo de la espiga de la cebada. Presenta aurículas, nervaduras visibles y vainas rojo-violáceas en la base. En cuanto a sus hojas, son de un verde oscuro, acanaladas y con un envés brillante.

Su época de germinación transcurre desde finales de verano hasta principios de invierno. Durante el otoño tiene un pico de nascencia en los cultivos de cereal.

Otra de las malas hierbas monocotiledóneas más comunes en cultivos de cebada de nuestro país es la avena loca (Avena spp) o ballueca, también predominante en la mitad norte. Su aparición suele producirse entre los meses de octubre y abril.

En prefloración se trata de una mala hierba enrollada, no tiene aurículas y la lígula es membranácea. Su nascencia es relativamente elevada, entre 25% y 45% de las semillas del suelo. Además, cuenta con una baja mortalidad natural.

Las especies más comunes de la avena loca son Avena fatua, Avena barbata, Avena sterilis y una subespecie de esta, Avena ludoviciana.

Entre los factores que la dotan de peligrosidad para los productores de cebada hay que destacar su alta competitividad con los cultivos, pudiendo causar importantes pérdidas económicas a densidades muy bajas (entre 5 y 25 plantas por metro cuadrado); las dificultades de erradicación si no se realiza un adecuado control de su población (su densidad se puede hasta duplicar en un solo año); y la duración del proceso de eliminación, ya que se estima un plazo de 4 o 5 años con unas medidas de control eficaces.

Tratamiento

La propuesta de tratamiento de Syngenta contra malas hierbas como el vallico y la avena loca en cebada se concreta en el herbicida selectivo de postemergencia Axial Pro.

Compuesto a base de 60 g/l (6,2% p/p) Pinoxaden + 1,55% p/p antídoto cloquintocet-mexil, Axial Pro destaca por su carácter selectivo y por su alta eficacia. Desde el departamento técnico destacan que, con una dosis de 0,5 litros por hectárea, su eficacia frente al vallico es del 89,8%, porcentaje que sube hasta el 97,3% si se utilizan 0,75 litros/ha, y hasta el 98,2% si se aplica la dosis más alta, es decir, 1 l/ha. Se recomienda aplicar en el inicio del ahijado para lograr los mejores resultados.

Con respecto a la avena loca, la eficacia de Axial Pro aplicado al inicio del ahijado es del 96,8%; en la mitad del ahijado es del 98,1%; en el final del ahijado es del 97,1%; y, si se aplica entre el inicio y la mitad del encañado, la eficacia es del 95,9%.

Se trata, además, del único antigramíneo registrado en cereal con el mojante incorporado y no requiere la adición de coadyuvantes.

En cuanto a su modo de acción, Axial Pro es absorbido por las hojas de las malas hierbas y se transloca rápidamente hacia los tejidos meristemáticos, donde se acumula. El cultivo permanece sano y en desarrollo gracias a la acción del antídoto cloquintocet. Las gramíneas sensibles detienen su crecimiento a las 48 horas de la aplicación. Entre una y tres semanas después de la aplicación, ya pueden observarse sus efectos: decaimiento de la mala hierba, con clorosis y necrosis de las hojas más jóvenes.

Entre tres y cinco semanas desde la aplicación, se completa la desaparición de las malas hierbas.

Cereal afectado por malas hierbas