El papel de la Agricultura de Conservación en la mitigación del cambio climático
El ahorro energético de los sistemas de Agricultura de Conservación respecto al laboreo convencional alcanza hasta el 50%.
La Agricultura de Conservación constituye una importante herramienta en la mitigación del cambio climático, ya que incorpora dos mecanismos de acción frente al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera: aumenta la concentración de carbono en el suelo y disminuye la emisión de GEI, principalmente CO2.
Mayor concentración de carbono en el suelo
Por un lado, al dejar los restos vegetales cubriendo la superficie del suelo, el CO2 atmosférico fijado en las estructuras de las plantas pasa a formar parte del suelo como materia orgánica, gracias al proceso descomposición que llevan a cabo los microorganismos de suelo.
Por otro lado, al eliminar las labores sobre el suelo se mejora su estructura: los agregados son más estables y la materia orgánica está más protegida frente a los ataques de la microfauna edáfica, de manera que el CO2 resultante de los procesos de mineralización de la materia orgánica queda “atrapado” en el espacio poroso del suelo. Así, todo este proceso contribuye a reducir las emisiones de este gas procedentes del suelo.
Menos emisiones de GEI. Ahorro energético
Otros estudios realizados en España, en el marco del proyecto LIFE+ Agricarbon (LIFE08 ENV/E/000129) realizados en cultivos de secano (rotación trigo/girasol/leguminosa) en el Valle de Guadalquivir, durante cuatro campañas agrícolas, comparaban los consumos energéticos de parcelas en Siembra Directa con parcelas en laboreo convencional. Aun considerando todos los datos relativos a las operaciones agrícolas, las prácticas de Agricultura de Conservación mostraron un balance positivo frente al laboreo convencional. Así, en las parcelas en las que se implantó siembra directa, las emisiones de CO2 ligadas al consumo energético se redujeron de media de un 12% en trigo, un 26,3% en girasol y un 18,4% en leguminosas.
Unas cifras a tener en cuenta a la hora de defender el papel que juega la Agricultura de Conservación dentro de los objetivos de desarrollo sostenible.
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