De la granja a la mesa: la opinión de Esther Herranz

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Esther Herranz

Desde que la Comisión Europea hizo pública el pasado mes de mayo la estrategia "De la granja a la mesa", ha sido numerosas las dudas surgidas en torno al futuro de la agricultura y de la sanidad vegetal.


Desde Syngenta hemos hablado sobre ello con una gran conocedora tanto del sector, como de la política agraria europea, Esther Herranz García, diputada al parlamento europeo durante los años 2002 y 2019 y antigua ponente de la reforma de la PAC. 
 

PREGUNTA.- Tomando como referencia el planteamiento actual de la Comisión Europea con respecto a la estrategia 'De la granja a mesa' ¿qué implicaciones puede tener para el futuro de la sanidad vegetal?

"La estrategia presentada por la CE sólo apuesta por la agricultura ecológica, dejando de lado todas las demás opciones"

RESPUESTA.- Creo que, en combinación con la Estrategia de la Biodiversidad, sus implicaciones serán muy intensas, ya que se revisarán nuevamente los principios activos utilizables y, de no producirse grandes avances en la investigación científica, podremos encontrar problemas serios para garantizar la sanidad vegetal. Da la sensación de que la estrategia presentada por la CE sólo apuesta por la agricultura ecológica, dejando de lado todas las demás opciones, que son tan sanas como la primera y mucho más rentables en este momento. 
 

P.- 2020 fue declarado por la ONU el Año Internacional de la Sanidad Vegetal. El objeto era poner en lo alto de la agenda mundial la importancia de proteger a los cultivos de enfermedades y plagas que han ido a más por el comercio mundial y el cambio climático. ¿Es este hecho contradictorio con el mensaje que envía la Estrategia "Del campo a la mesa"?


R.- Como poco es paradójico, desde luego. En mi opinión la estrategia está demasiado escorada hacia el lobby verde y no tiene en cuenta la realidad del avance científico, la necesidad de alimentos real y los esfuerzos que ya se hacen en la actualidad por el respeto al medioambiente en el sector primario. 
 

P.- Para que la estrategia contribuya realmente a mejorar las deficiencias del sistema en materia de sanidad vegetal, ¿cuáles son los aspectos que, en su opinión, deberían regularse?


R.- Lo primero es atender al progreso científico a la hora de tomar decisiones, cosa que hasta ahora no se ha hecho con rigurosidad, atendiéndose más a opiniones no doctas que a las científicas. Europa no debe legislar atendiendo a opiniones, creencias o bulos. Además debe centralizarse la autorización de productos en la EFSA y ser ésta quien tenga las competencias, no cada Estado miembro decidir unilateralmente. 
 

P.- Para concluir, ¿qué futuro le augura a este debate?

"Creo que va a ser un debate duro, agrio y bastante espinoso"

R.- Creo que va a ser un debate duro, agrio y bastante espinoso, ya que nos encontramos en un momento de plenos efectos económicos y sociales de la pandemia de la COVID-19. Habrá mayor radicalización de las posiciones de quienes quieren prohibir todo principio activo y apostar por una agricultura de supervivencia, y quienes pensamos que el sector económico primario debe ser competitivo y rentable, exportador y potente, en el que hay que apostar por un amplio abanico de posibilidades como la agricultura convencional, la integrada, la conservacionista y la ecológica. Para todas ellas es necesario que contemos con investigación y progreso científico y tecnológico. Habrá que buscar consensos, pero creo que los lobbies ecologistas ya están sembrando el terreno social y político para ganar ese debate. Sin embargo olvidan algo importante, y es que la necesidad de alimentos se incrementará a nivel mundial en los próximos años y sin un acuerdo sensato podríamos ver cómo se encarecen los alimentos, lo cual es olvidar el primer objetivo de la PAC: “dotar de alimentos suficientes y de calidad a precios razonables a los ciudadanos”. Creo importante recordarlo, porque cualquier 
estrategia debe ajustarse a ese principio