Agua y agricultura, dos caras de una misma moneda

Sostenibilidad
Variedad Picual

Si hay una actividad económica que dependa del recurso hídrico, esa es la actividad agraria. Sin agua, los agricultores no podrán facilitar el adecuado desarrollo de sus cultivos, y se reducirá considerablemente la producción de alimentos no siendo posible alimentar a una población mundial creciente.
Se trata de un recurso vital que necesita ser gestionado de forma correcta, utilizando las mejores técnicas y tecnologías disponibles para promover un uso sostenible de este elemento finito.
 

“Es necesario que tomemos conciencia, no sólo desde el ámbito de la agricultura sino como sociedad de la necesidad de preservar el agua como recurso imprescindible para la vida.”


Esas tecnologías se hacen, si cabe, más necesarias en el contexto de cambio climático en el que nos emplazamos actualmente. En España, en concreto, nos enfrentamos a periodos de sequía más prolongados año tras año, traduciéndose en un mayor estrés para los cultivos, que aumentan su evapotranspiración y como consecuencia demandan más agua para completar su ciclo vital.

Agua y agricultura, binomio necesario para alimentar a un mundo creciente, pero al que debemos dar un enfoque de gestión sostenible para conseguir que este recurso vital pueda seguir estando a disposición de los agricultores y sus cultivos.
 

La importancia del agua en la agricultura española.


La agricultura española cuenta con 3.733.695 ha de regadío (según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de ESYRCE), lo que supone más del 20% de la superficie agraria total. Del total de superficie que se explota en regadío, más del 50% cuenta con tecnología de riego localizado (goteo) mucho más eficiente ya que aprovecha mejor el agua.

Es interesante fijarse en que solo ese 20% de superficie agraria cultivada en regadío, supone el 60% de la producción final agraria de España, según datos del INE y ESYRCE. En este punto, es importante recordar que según estudios de la FAO, los cultivos en regadío producen hasta 3-5 veces más que los cultivos de secano, un dato impactante que se traduce en numerosas políticas y proyectos de modernización de regadíos que se han llevado a cabo en España durante las últimas décadas.
 

 “La optimización de los sistemas de aprovechamiento del agua redundará sin duda en una mayor productividad agrícola sin comprometer un mayor uso del suelo”


Gracias a esta constante modernización, desde 1999 se ha conseguido reducir un 25% el uso del agua en la agricultura española. Con esta evolución, la radiografía actual del regadío es la siguiente: 49% del riego se realiza por goteo, 27% se realiza por gravedad y 24% por aspersión/automotriz (según datos de FENACORE).
 

Cambio climático, el gran enemigo de la agricultura


La agricultura se enfrentará en las próximas décadas a un enemigo invisible, pero que ya se hace notar en nuestro país. El cambio climático va a aumentar la presión sobre el uso del agua.
 


Según informes realizados por el CEDEX para los Ministerios de Agricultura y Fomento, durante los próximos años, España se enfrentará un aumento de temperaturas máximas unido a periodos de sequía más prolongados.

Esto tendrá consecuencias directas para los cultivos generando un circulo vicioso: por un lado aumentará la evapotranspiración debido al aumento de las temperaturas, lo que hará que aumente la demanda de agua, por lo que se deberá recurrir a un mayor uso total de agua; por otro lado, ese agua saldrá de las balsas de riego, que poco a poco se quedarán vacías por los mayores periodos de sequía prolongada en los que la demanda de agua superará ampliamente el aporte a través de los acuíferos, precipitaciones, etc.
 

El cambio climático va a condicionar la agricultura de las regiones, modificando la modelo actual de gestión de cultivos, que quedará supeditado a la “disponibilidad sostenible” de este recurso finito que es el agua


Como consecuencia de esta situación, los cultivos serán más vulnerables a los efectos del estrés abiótico relacionados con la sequía (incremento salinidad del suelo, deficiencias nutricionales…) y las plagas. Plagas que, gracias a las nuevas condiciones climáticas, verán desplazadas sus zonas geográficas de influencia pudiendo afectar a nuevos cultivos.
 

Syngenta y su compromiso por mejorar la gestión del agua en la agricultura


Syngenta ha adquirido una serie de compromisos a través del proyecto The Good Growth Plan, entre los que se encuentra una mejor gestión del agua utilizada en la explotación agrícola. Esto permite desarrollar herramientas para el agricultor que complementan el desarrollo de semillas y productos para el cuidado de los cultivos.

Entre estas herramientas que permiten a los productores mejorar la gestión del agua en la producción agrícola se encuentra Heliosec, un sistema de gestión de efluentes procedentes de tratamientos fitosanitarios, en el que por evaporación natural convertimos en residuo seco los restos de fitosanitarios para su eliminación, evitando así la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas.

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Sistema de biodepuración de aguas de limpieza: Heliosec

Además, Syngenta participa activamente en el proyecto TOPPS (Training the Operators to prevent Pollution from Point Sources) un proyecto lanzado por la ECPA (European Crop Protection Association) con la financiación del programa LIFE de la Unión Europea. Este proyecto tiene como objetivo establecer una guía de buenas prácticas en el uso de fitosanitarios y su posterior difusión, y así contribuir a la reducción de las pérdidas de productos fitosanitarios y la contaminación del agua.
 

Agricultura sostenible TOPPS